martes, 25 de marzo de 2014






Después de la asistir a la conferencia del profesor Emilio Sáez me puse a pensar: ¿Podría hacer mi avatar?, ¿Qué podría conseguir con la experiencia?. Sigo dándole vueltas al tema  :-).

miércoles, 12 de marzo de 2014

MOOC: ¿moda o disrupción? Conferencia de Miguel Santamaría en #esenredUV

La conferencia de Miguel Santamaría (UNED) realizada el lunes 10 de marzo, La educación superior en el siglo XXI: MOOC ¿moda o innovación disruptiva?puedo decir que resultó un excelente complemento a la conferencia que Jordi Adell realizó en este mismo espacio de esenredUV.

A modo de preguntas, menciono 3 temas que se desarrollaron y que quiero compartir en este post:
  • ¿Qué hay de nuevo y qué de viejo en los MOOC?
  • ¿Quiénes son los usuarios de los MOOC?
  • ¿Es preocupante que sólo el 5% finalice los MOOC?
Retomando  retomando entonces lo propuesto en el post anterior, si bien no cambiarán la formación superior reglada, no puede negarse que los MOOC han servido de mensaje a las universidades para que comiencen a repensar su misión. 

¿Por qué han dejado de ser indiferentes a las universidades?
Algunos han visto a los MOOC como una amenaza, en tanto otros como una oportunidad para innovar y conocer más acerca de cómo aprenden nuestros estudiantes. Y en este aspecto, desde el contexto de Latinoamérica, y más precisamente en Argentina, creo que estamos algo lejos de considerarlos una oportunidad de innovación.

A modo de listado, quiero destacar algunas de las ideas que Miguel Santamaría expuso en su conferencia, y me parecen interesantes para seguir pensando y analizando, y por qué no, intercambiar distintos pareceres:
  • Los MOOC tienen que ver más con la forma de aprender que de enseñar. Así, los MOOC son oportunidades para el aprendizaje, donde es posible acceder a las herramientas para aprender, pero lo fundamental está en la autogestión y la dedicación del estudiante para llegar a la meta.
  • La oferta de los MOOC se ampliará más como servicio público que como modelo de negocio en las universidades. Y podemos decir que los MOOC no terminarán con la formación reglada de pago, sino que se utilizarán como parte de la formación permanente (¿SPOC?)



  • Los MOOC no son la "cuarta generación" del elearning, por lo que es importante no confundir elearning con MOOC.
  • Los MOOC han surgido básicamente en las universidades presenciales, por lo que podemos decir que vamos hacia a un modelo de hibridación y convergencia, donde no habrá distinción entre presencial y no presencial. Así, los MOOC podrán integrarse para la preparación de los estudiantes para acceder a la universidad y también en formación docente.
  • El rol del profesor tutor es lo que "no hay" en un MOOC. Así, ofrecen servicios de acompañamiento, mentoría, pero no una tutoría "tradicional".
  • No debemos preocuparnos porque un MOOC lo finalicen menos de un 10%, debemos ver a los MOOC como oportunidades para el aprendizaje y no como otras formas de escolarización que requieran asistencia obligatoria, como recursos de apoyo para cursos reglados.

Aunque tenemos varios interrogantes sobre su futuro, sin dudas los MOOC llegaron para quedarse....

lunes, 10 de marzo de 2014

Limitaciones a las que se enfrentan las pedagogías emergentes en la educación superior

Aunque con retraso, y como aperitivo a la sesión de hoy sobre MOOCs, intentaré hacer "los deberes" respecto a la sesión que sobre MOOCs impartió Jordi Adell, y que pedía Comentar en el blog grupal ejemplos personales de limitaciones a las que se enfrentan las pedagogías emergentes en la educación superior .

Para mí, referidos al entorno de la educación universitaria reglada en España, son tres:
  1. Falta de motivación de los estudiantes para una aprendizaje abierto y activo: los estudiantes, al menos los estudiantes universitarios españoles que yo conozco, en la mayoría de los casos, no buscan aprender, buscan aprobar y en algunos casos sacar nota. Además suelen venir con una actitud "pasiva-receptiva" y realmente cuesta hacerles agentes activos de su aprendizaje, y menos aún de un aprendizaje abierto. Las pedagogías emergentes pueden tener su sitio en otro tipo de cursos, pero de momento lo veo difícil en los grados con estudiantes jóvenes provenientes del bachillerato o de los ciclos.
  2. Falta de motivación de los enseñantes: lamentablemente, la labor docente no es la más valorada en un profesor universitario, que es mucho más exigido en su actividad investigadora. Los buenos docentes lo son por actitud y vocación, no porque su excelencia docente sea reconocida, lo cual puede decirse del mismo modo de las pedagogías emergentes; su introducción depende de la (buena) voluntad de los enseñantes más que de políticas (e incentivos) institucionales, por lo cual no es difícil caer en el desaliento al respecto.
  3. Desconocimiento/inexperiencia de los enseñantes: sin embargo, la limitación personal más grande es el desconocimiento. ¿Cómo nosotros, los que no somos pedagogos (yo soy profesor de ingeniería), vamos a ser realmente capaces de gestionar un aprendizaje colaborativo de nuestros estudiantes si nosotros no hemos aprendido de esa manera?
¿Qué opináis?

viernes, 7 de marzo de 2014

¿FANATISMO TECNOLÓGICO O FUNDAMENTALISMO INMOVILISTA?



No hace muchos años, quizá poco más de un decenio, los maestros de la escuela de mi pueblo –una localidad poco mayor de mil habitantes ubicada en la provincia de Albacete, en España- se rasgaban las vestiduras ante el avance de la informática entre sus alumn@s. Consideraban que los ordenadores venían a sustituir en cierto modo al pensamiento y modo de hacer de nuestr@s chic@s, que su uso gravitaba esencialmente sobre el campo de lo lúdico –que se entendía como una distracción respecto de los cometidos estudiantiles- aunque, en todo caso, podían utilizarse para realizar las tareas escolares con grave riesgo del proceso de aprendizaje. Tal riesgo radicaba en la creencia de que, en la ejecución de dichas tareas, l@s alumn@s permanecían al margen puesto que el ordenador “lo hacía todo”.

Hoy día esta perspectiva de docentes asustados y en pie de guerra contra las nuevas fortalezas de l@s nativ@s digitales nos puede hacer sonreír. Sin embargo el nivel de tolerancia a las nuevas tecnologías apenas se ha incrementado significativamente  -hablo de la realidad operativa, no del discurso aparente- y la presencia de teléfonos móviles, ipads o tabletas en el ámbito escolar despierta a menudo en los docentes reacciones viscerales difíciles de controlar. Ya no hablamos únicamente de aquella escuela rural de estudiantes menores de doce años, sino también del Instituto e, incluso, de la Universidad. Claro que el listón está más alto, ya no se piden trabajos hechos a mano y se estimula el uso de internet pero, al mismo tiempo, se desconfía en bastante medida de las redes sociales, que se presuponen a menudo como un vehículo exclusivamente orientado al ocio. Al mismo tiempo, son bastantes l@s docentes que se desesperan ante la progresiva invasión de recursos y aplicaciones mientras contemplan fascinados cómo sus estudiantes los manejan con escaso esfuerzo. No resulta menos relevante la dificultad histórica de pedirles consejo y asesoramiento en tales lides.

No son únicamente las herramientas las que han cambiado sino, en alguna medida, el propio espíritu del sistema educativo. Pero ¿tiene sentido abogar por una docencia más moderna cuando las directrices del Estado reculan hacia estructuras institucionales y contenidos docentes del pasado? ¿tiene futuro una propuesta desjerarquizadora cuando una parte notable de la comunidad docente demanda reforzar las relaciones de autoridad por temor a ser víctimas de la violencia adolescente? ¿sirve de algo defender la gamificación como estrategia de aprendizaje cuando el semáforo a los discursos heterodoxos sigue mayoritariamente en rojo?

No soslayamos que existe una brecha abierta y que, frente al inmovilismo en las aulas –matizado con frecuencia por un fuerte corporativismo-, se alza un colectivo discordante que apuesta por otra forma de enseñanza más real y que, en cualquier caso, tenga su origen y fin en la libertad del individuo. Claro que esto no es un fenómeno nuevo, en realidad siempre fue así, al menos -en nuestro país- desde aquellas inspiraciones renovadoras de entes como la Institución Libre de Enseñanza. Esperábamos ingenuamente que Jonás, que cumplió veinticinco años en el año 2000, nos trajese un nuevo bagaje, una realidad distinta.       

lunes, 3 de marzo de 2014